Algunas Notas sobre un Posible Urbanismo Cultivado
Posted by miquel lacasta on 25 de junio de 2018 · 2 comentarios

Algunas Notas sobre un Posible Urbanismo Cultivado
Entre lecturas y prácticas, surgen de vez en cuando alguna pareja de conceptos inusitadas. Ideas que en apariencia no proceden de una misma lógica conceptual pero que de forma disruptiva casan rápidamente en una metáfora. Es por eso que trastocando lecturas y recosiendo textos, he ido acumulando algunas notas sobre la idea de cultivar el urbanismo de la misma manera que se cultivan las lechugas y los tomates.
Nada más pretenciosos que una ocurrencia.
Pero una vez ordenadas las ideas y afiladas las palabras, esa idea pasajera se desarrolla como un sistema de conceptos que quizás vale la pena explorar.
La idea es bien sencilla, imagina un urbanismo que se pueda cultivar. Plantar edificios igual que se plantan los arboles. Cultivar plazas y calles, podar y regar comercios, abonar viviendas, dejar en barbecho oficinas… ¿O es que acaso no existen ya granjas verticales, es decir edificios dispuestos con la lógica de una plantación, diseñados a su vez para plantar alimentos?
Imaginemos que tomamos las herramientas del paisajista, o las del ingeniero agrónomo y las transformamos en el acto de pensar y ejecutar en términos urbanos, y nos proponemos cultivar el urbanismo.
Y es que entender un urbanismo cultivado produce nuevas perspectivas en respuesta a la situación urbana contemporánea. El diálogo entre lo edificado y el paisaje, ambos surgiendo deliberadamente de la acción de plantar, de cultivar, permite la presencia simultánea del uno en el otro, lo edificado imbricado en el paisaje y el paisaje imbricado en lo edificado.
Cultivar urbanismo vincula dos términos sin un nexo anterior, para sugerir una nueva disciplina híbrida. Así como la combinación de la biología y la tecnología da origen a la biotecnología, o bien, la evolución de la ciencia con la gestión de negocios produjo dinámicas de organización, la fusión del paisaje proyectado con el urbanismo inducido sugiere un nuevo y excitante campo de posibilidades.
Con un toque de sensibilidad, una ambición más grande y técnicas audaces, el urbanismo cultivado ofrece modos alternativos para la práctica urbana. Marca la disolución de las antiguas dualidades naturaleza-cultura, y desmonta las nociones clásicas de jerarquía, frontera y centro. Pero tal vez lo mas importante, marca una actitud productiva hacia la indeterminación, la apertura, la transparencia, la diversidad y la apertura disciplinar.
Este nuevo urbanismo entiende la realidad metropolitana emergente como una alfombra viva, o mejor aún, como un campo de cultivo, poderoso y sólido, hecho de la acumulación de nutrientes urbanos precedentes y nuevos sistemas dispuestos en capas, dispositivos sin autoridad particular ni control jerárquico. Esta estructura de acontecimientos aparentemente fuera de control, no constituyen una debilidad, sino su capacidad de resistencia. Esa falta de lógica vertical permite enraizar las estructuras horizontales que operan en un territorio de forma audaz. Lo social, lo productivo, lo cultural, lo económico y lo tecnológico interaccionan de manera rizomática, se retroalimentan de forma exponencial sin perder la raíz.
Un urbanismo de cultivo, conrea sus frutos como edificios, parques, fuentes, calles o también arboles, espacio agrícolas y parterres. Y estos devienen los nuevos agentes culturales, sociales y políticos de la ciudad; sin embargo sus roles jamás serán agotados por sus formas o sus rendimientos estéticos. Su rendimiento reside en la capacidad de interacción, la de crear una malla social sustentada por su actividad y comportamiento.
Un urbanismo cultivado no procede de la construcción de un edificio o una plaza, sino más bien de la puesta en marcha de diferentes escalas en el tiempo, ámbitos temporales de alcances variables, ligados a estrategias multiescalares. Cultivar el paisaje se corresponde consecuentemente con el único medio capaz de responder a los cambios temporales, su transformación, su adaptación y en consecuencia a su sucesión. En tanto que modelos de rendimiento variable y relaciones dinámicas, la espacialidad queda protegida de la asignación común y corriente de la forma y su significado. La ciudad deviene así para_formal en tanto que forma y función no se sitúan en el centro de la condición urbana. Al contrario, son las lógicas de relación las que se circunscriben principalmente en su toma de decisiones.
La acción de cultivar emerge así como una táctica fundamental para el urbanismo. Tradicionalmente el cultivo se define como la organización horizontal de las superficies. Ahora bien, si se le presta una atención más detallada a estas superficies y a sus condiciones, no solamente a su configuración, sino a su materialidad y a su rendimiento, ellas pueden activar el espacio y producir urbanismo sin el pesado aparato de la creación espacial tradicional.
Cultivar el paisaje no es un modelo, una horma repetitiva o escalable en su resultado, sino que se estructura como modo operativo, una estrategia general que busca argumentar la arquitectura derivada de la acción de cultivar como un resultado ajeno a su alineamiento vertical como modelo de orden y control. Su cometido es tejer y enraizar.
El proyecto transdisciplinar que surge de cultivar el urbanismo supone una tentativa de desplazar la ética tradicional de la arquitectura basada en un modelo-patrón, y en consecuencia cultivar la ética arquitectónica de la resiliencia, la interacción social y el balance energético.
Cultivar el urbanismo supone desarrollar procesos de producción espacio-temporal socialmente justos, emancipados políticamente y ecológicamente sanos. Su observación y sus resultados aspiran a que los procesos de urbanización sean mucho más determinantes para dar forma a las relaciones humanas y las interacciones urbanas, que a las formas espaciales per se.
En definitiva, cultivar el urbanismo es diseminar la semilla de una ciudad más justa y una ciudadanía más empoderada.
La imagen que ilustra este artículo proviene del blog raíces en el asfalto. Especialmente interesante este texto acerca del concepto de resiliencia recientemente publicado. https://raicesyasfalto.wordpress.com/2018/03/14/cultivar-la-resiliencia-los-aportes-de-la-agricultura-urbana-a-las-ciudades-en-transicion/
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