El Plan del 79

El Plan del 79

Hace unas semanas murió Oriol Bohigas.[1]

De las múltiples dimensiones de su influencia en campos que evidentemente abarcan el urbanismo, la arquitectura y la docencia, pero también la política, la edición y el pensamiento se encargarán futuras tesis doctorales, estudios, biografías y otros formatos que irán creando una figura polimórfica y alborotadamente intensa, a la par que humana.

En este sentido Oriol Bohigas es inabarcable, casi infinito.

Por tanto, la huella que ha ido dejando en instituciones y el recuerdo que ha dejado en todas aquellas personas con las que ha tratado se irán completando y superponiendo hasta dibujar un gran paisaje poliédrico. Oriol Bohigas es un palimpsesto.

A caballo del recuerdo de las ocasiones en las que pude tratarlo personalmente, creo que vale la pena rememorar la fabulosa dimensión y la inspirada aplicación del plan docente de la ETSAB de 1979, más que nada, porque eso quedará bastante sepultado en el alud de homenajes y logros de Oriol.

Contrariamente a lo que se pueda creer en un principio, el plan del 79 ha tenido una influencia y una dimensión extraordinaria en miles de arquitectas y arquitectos que pasaron por la ETSAB, Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona, desde la aplicación del plan hasta su fin.

La época en que Oriol Bohigas fue director de la escuela se puede considerar escueta, desde 1977 hasta 1980, pero permitió crear y empezar a aplicar un plan de estudios, que en ese caso se convirtió en un instrumento docente de primera magnitud, muy alejado a los planes de estudio actuales que responden a lógicas infinitamente alejadas de cualquier realidad profesional. De hecho, se da la paradoja que los planes de estudios de hoy se parecen sospechosamente a los plantes de estudios vetustos y casposos que con el plan del 79 Bohigas transformó radicalmente.

Como alumno y casi como “producto” de ese plan, podría comentar algunas de sus múltiples carencias, la mayoría de las cuales provenían de la masificación universitaria que supuso el acceso de las clases medias a la universidad. Lo que ocurría en la ETSAB de mis tiempos, ocurría en la mayoría de instituciones docentes del país.

Sin embargo, lo que consiguió Bohigas con su plan del 79, nunca más ha ocurrido con tanta intensidad y aún menos con tanta influencia en miles de profesionales.[2]

Bohigas creo una universidad totalmente nueva, fresca, vigorosa y dura. Una universidad que dio cobijo a los mejores arquitectos y no arquitectos jóvenes del momento. Todos o casi todos los profesores de la época del área de proyectos y urbanismo que me niego a listar para evitar olvidarme alguno, eran excepcionales, pero, y eso sí que fue radical, profesores del área de expresión gráfica como Manolo Baquero, Santi Roquetas, Pepe García Navas, Carme Ribes, de la cátedra de historia, Josep María Rovira, Pere Hereu, Juanjo Lahuerta, Pepe Quetglas y Rafael Moneo, brevemente, si, también Moneo, o el súmmum de la concepción pedagógica de un plan de estudios, con una desaparecida cátedra de estética que contaba con monstruos del pensamiento contemporáneo como Eugenio Trías, Rafael Argullol, Rubert de Ventós, Felix de Azúa o Pedro Azara, dan prueba de ello. Y técnicamente, que decir de tener como profesores a Margarit, Buixadé, Brufau, Parício y un larguísimo etc de arquitectos y por desgracia pocas arquitectas

La noción técnico/humanista del plan de estudios, a imagen y semejanza de la figura de Oriol Bohigas, fueron marca de la casa. Una ETSAB que se codeaba con las mejores escuelas de arquitectura de Europa, una escuela de arquitectura cercana, casi siempre agobiante y abrumadora, pero que ha dejado una huella, casi una ética, en cómo la profesión de la arquitectura debe ejercerse que independientemente del recorrido profesional de todos los que en esa época pasamos por esa ETSAB, podríamos aventurar que desde el 1979 a 1999, lo llevamos encima.

Y eso me lleva a la pregunta, ¿hasta cuando duró el plan del 79?

Eso es más una pregunta al aire que una pregunta seria, pero me atrevería a bocetar una respuesta.

El plan del 79 ampliaba el horizonte de lo que una arquitecta o un arquitecto debía de ser para poder asegurar una respuesta cualitativa al espacio urbano en todas sus escalas. El plan del 79 se fundamentaba en una alta preparación técnica y una alta preparación humanística, de ahí su consistencia. Pero ambas preparaciones, te llevan, exagerando un poco, toda una vida de aprendizaje, y los estudios de arquitectura de la época, eran apenas un aperitivo de ese recorrido profesional y vital incipiente. Aún así, era una carrera de 6 años más el proyecto de final de carrera.

En otras palabras, socialmente se admitía que el oficio de arquitecto era tan complejo y profundo que se necesitaban como mínimo 7 años para desarrollar mínimamente un proceso de aprendizaje sólido. Pero, además, como ya sabemos todos, el plan de estudios estaba diseñado con tal cantidad de materia que en realidad era una carrera de 10 años.

En mi época la media era de 11 años.

En definitiva, la sociedad, entendía que los conocimientos necesarios para ejercer el oficio debían de pasar por una formación de 10 años, disfrazados de 7.

Solamente los años de formación de un arquitecto estaban superados entonces por los años de formación de un médico doctor que era de 8 años.

Parece lógico, los arquitectos nos dedicamos a acoger la vida, y los medios a acoger la muerte. Parece lógico que tanto unos como otros tuviésemos la necesidad de formarnos durante muchos años.

Y ese es precisamente el punto de no retorno.

El plan del 79 dejo de ser vigente cuando la sociedad no entendió que nuestra formación debía de comprender tal cantidad de conocimientos cruzados, tal cantidad de relaciones complejas, tal cantidad de procesos de ensayo, prueba y error.

Si alguien se pregunta cual es la formación necesaria a incorporar en un plan de estudios, creo que debería empezar por ahí. Por preguntarse ¿Cómo es que la sociedad no asume el coste en tiempo y dinero necesario para una formación, que además hoy, esta mudando la piel hasta el punto, que los límites disciplinares no dejan de ensancharse?

¿Cuál es el razonamiento que no deja que un oficio vaya ligado a una formación coherente con la complejidad del mismo? Es más, ¿porqué la carrera de arquitectura no dura 10 años?

Gràcies Oriol

En la fotografía de Francesc Català-Roca de 1988 aparece la cátedra de proyectos de Oriol Bohigas sentados en el banco corrido del Pabellón Mies van der Rohe. De izquierda a derecha Bohigas, Vayreda, Artigues, Mora, Illescas, Soldevila, Rius, Steegmann, Pérdigo, Bonell, Bach, Bianco, Ubach, Acebillo, Brullet, San José, Mateo, Sanabria, Ravetllat.


[1] Mientras repasaba este texto, apenas hace unos días, murió Ricardo Bofill. Federico Correa, murió hace poco más de un año. 3 arquitectos que entendían la arquitectura de manera muy diferente, pero en ciertos aspectos complementaria. Lo que bien definía a los 3 maestros era su manera de ejercer desacomplejadamente la libertad.

[2] Momentos especialmente dulces donde la docencia y los instrumentos para ejercerla se dan de la mano los recuerdo en los primeros años radicales de la universidad de Alicante de la mano de José María Torres Nadal, la aparición de las primeras escuelas de arquitectura privadas o del IAAC o más recientemente el modelo docente de la IE, pero nada que ver en su profundidad y sobretodo su alcance masivo con el plan del 79 de la ETSAB.

Comments
2 Responses to “El Plan del 79”
  1. Oportuno relato y preguntas, gracias Miquel. Es posible rastrear resultados del plan 79 en las voces directas y experiencias profesionales significativas de arquitectos y arquitectas que participaron como estudiantes en las tres primeras remesas del plan: se trata de la serie documental «Vistas de Perfil» producida conjuntamente por ETSAB/ESTAB Alumni y SCALAE. Todo en Youtube, 12 episodios > https://www.youtube.com/c/SCALAEArquitectura

    • Gracias Félix. Conozco el documento y te diría que sería muy interesante si os animarais a ampliar los episodios. Creo que hay muchos matices que pueden surgir, muchas vivencias y muchos aportaciones que con el paso del tiempo se quedarán en el tintero. Sería una pena

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