Belleza y Realidad

Belleza y Realidad
Leo:
La nueva determinación de la belleza aparece sobre todo a través de la concepción del sentido de la misma. Este se encarga de describir el recorrido de la experiencia de la belleza como una puesta en perspectiva de las percepciones o de las ideas que sobrevienen a partir de la manera como se estimula el placer ante lo bello. La decisión estética, en origen, consiste en defender una unidad de experiencias provocadas por lo bello, gracias al recurso a una facultad sensibled productora de impresiones.[1]
La belleza, que es una animación del espíritu debido a calidades externas, especifica de tal manera, que establece determinaciones mentales, en las cuales se hace difícil de combinar la pasividad y la actividad. La idea, por tanto, se establece a través de la receptibilidad sensible.
La espontaneidad del espíritu esta provocada por la pasividad inicial que acoge perceptivamente los objetos. La experiencia es una cuestión de percepciones que son producidas por un tipo de intensidad vehiculada por el placer y el dolor.[2]
Esta lógica perceptiva y activa de la belleza, encierra no pocas ideas interesantes. Me atrevo con tres.
Primera idea; el territorio de la belleza es la acción. Lo que podríamos llegar a definir como la belleza real, en contraposición a la idea de belleza metafísica que exploré hace algunas semanas, requiere de una actitud combativa, significativamente arriesgada y evidentemente en contacto directo con lo real.
Dicho de otro modo algo más directo, la belleza es una construcción violenta, en tanto que la realidad es violenta por definición.
En tanto que requiere de un cuerpo a cuerpo con la realidad, genera fricción y rasguños. La belleza no es fácil.
Segunda idea; La belleza potencialmente se encuadra a los dos lados del abismo. Se forma tanto en el placer como en el dolor. Me parece muy atractivo ese reconocimiento. Demuestra, que el feísmo, también es bello. O mejor, el exceso repetitivo y acumulado de lo feo va al encuentro de lo bello. Esto demuestra empíricamente como podemos llegar a encontrar fascinante construcciones que a priori detestaríamos. Hay algo inquietante y delicioso en la atracción fatal por lo bello. Visto así, entendemos como el grito de Munch nos atrapa en su aterradora deformación pictórica, o incluso la carne retorcida y casi putrefacta de un Bacon nos interpela irremediablemente. La fealdad llega también a engendrar una gran belleza.
Tercera idea; La belleza empieza a construirse de forma espontánea. Seguramente, si está bien dirigida, también se construye de forma programada e incluso pre-digerida. Pero la belleza es muy absoluta, es enorme, y sobrepasa por acogotamiento cualquier idea preconcebida. Me atrae la idea del arrebato, ligado a lo bello. Un ataque de belleza, como un ataque de locura es algo sin duda a experimentar en algún instante de nuestras vidas mediocres.
Eso indica que la belleza cabalga sobre la imprevisibilidad. Se hace presente de repente, sin aviso previo. Al acecho, te arrebata y te turba. Me gusta entender la belleza como un golpe en la boca del estomago.
Esta es la verdadera naturaleza de la gran belleza, la acción, el placer y el dolor, el arrebato espontáneo. Es así como la belleza se da de bruces con la realidad. Es así como la belleza se vuelca en lo real.
Nunca entenderemos como la pulsión de lo bello llega a cegar nuestra razón, como ciertas construcciones, ciertas obras de arte, ciertas piezas de teatro, ciertas literaturas, pero también, ciertas catástrofes, ciertos accidentes, ciertas explosiones, ciertas bifurcaciones, nos sorprenden con el regalo inmenso de lo bello.
Para apreciar la belleza en los lugares más recónditos, allí donde los otros solamente ven espasmos de vulgaridad, uno debe permanecer constantemente agazapado en la actitud del cazador de instantes, en la guerrilla de momentos fugaces y más difícil todavía, asumir una cierta mirada distraída e indolente. Si conocemos demasiado nunca dejaremos que la belleza nos asalte, si no conocemos nada, pasará por delante de nuestros ojos y nunca la veremos.
La belleza de lo real es difícil.
En la imagen un fotograma de La Grande Bellezza de Paolo Sorrentino, 2013, ganadora del Oscar a mejor película de lengua no inglesa, los BAFTA los Golden Globe en la misma categoría y compitió para la Palma de Oro de Cannes, entre otros y múltiples premios.
[1] Ver, HUTCHESON, Francys, An Inquiry into the Original of Our Ideas of Beauty and Virtue, 1726. Se puede acceder online en http://oll.libertyfund.org/titles/hutcheson-an-inquiry-into-the-original-of-our-ideas-of-beauty-and-virtue-1726-2004
[2] BRUGERE, Fabienne, L’Expérience de la Beauté, Ed. Librairie Philosophique J. Vrin, Bélgica, 2006. Acerca de la belleza es un libro fundamental.