Contribuciones: Iñaki Ábalos. Algunas Palabras Clave

Algunas Palabras Clave
1_Energía e Infraestructuras
Cuando Mohsen Mostafavi tomó posesión de su cargo como nuevo Dean del GSD de Harvard hace dos años hizo un pequeño discurso para sus nuevos colegas titulado Energía e Infraestructuras, apuntando así con radicalidad inusitada para la hasta entonces conservadora escuela el nuevo programa que quería implantar ‐ y ha implantado sin discusión tras comprobar que alguien en la oficina electoral de Obama había oído bien, muy bien, la melodía, incorporándola inmediatamente a su discurso político : Energía e Infraestructuras es hoy el nuevo programa para arquitectos y escuelas de arquitectura de todo el mundo (quien firma, beneficiario de esta nueva política, puede dar fe de su rápido efecto ambiental en pasillos y aulas)‐. Un programa intelectualmente exigente y técnicamente urgente que ya da frutos como la exposición, seminario y libro Ecological Urbanism, también organizado en Harvard, que comienza a hacer visible una nueva forma de hacer, adaptada a un nuevo contexto social, político y económico. Ahora hace falta que empresas e instituciones especializados entiendan e integren esta n24ueva visión política (de polis, ciudad) en su agenda y lean con claridad el nuevo paisaje; el valor añadido que la ciudad puede alcanzar operando desde este lema catalizador.
2_Iconoclastia
Josep Lluis Mateo lanza desde su cátedra en Zurich un librito de título demoledor: Iconoclastia: News from a post‐iconic World, con una tesis sencilla, los monumentos de la ciudad histórica mantenían una proporción de 1 a 100 con la fábrica urbana a la que servían como referencias estructurantes, y sus gruesos muros protegían un interior sagrado, un valor colectivo.
La proporción 1:100 ha estallado en el mundo actual de los iconos, acercándose éstos al 100%, buscando siempre el máximo aislamiento, bien en la ciudad , bien en el desierto o en el agua, para mejorar así su visibilidad. Y con su espesor anulado, convertidos en pura piel, por supuesto carente de valores, a veces hasta de programa y desde luego de interior.
Por otra parte, como Hans Ibelings dice en el mismo libro, el fenómeno ha llevado a la paradójica globalización de la nada: como Macdonalds o Zaras, toda ciudad que se precie habrá llegado a la conclusión de que para estar a la última NECESITA poseer sus Ghery, Foster, Hadid y Calatrava, idénticos siempre a sí mismos en una espiral de banalidad autodestructiva. Ibelings añade: en breve: estos iconos son las Paris Hilton de la arquitectura: son famosos porque son famosos, no por poseer el mas mínimo contenido o significado.
No sabemos si ha llegado aún el momento de la iconoclastia, pero sí el de mostrar la vergüenza que producen estas devaluaciones del monumento elevadas para mayor gloria del narcisismo. Si solo esta diferencia entre icono y monumento fuese entendida por concejales y alcaldes la ciudad por venir volvería a permitir el optimismo.
3_ Termodinamismo y Belleza
Frente a la banalización del conocimiento que supone la eclosión icónica se han intentado muchas estrategias alternativas, algunas de las cuales recoge Fernando Díez en su exhaustivo pero brillante diagnóstico, realizado desde Buenos Aires, Crisis de autenticidad (summa+).
Todos los intentos de los arquitectos de superar anteriores paradigmas tienen siempre un fundamento estético argumentado con muy distintas referencias: científicas, filosóficas, éticas etc. Tras el moralismo moderno vinieron estéticas psico‐geográficas, historicistas, matéricas y semánticas que a su vez dieron a luz las icónicas. Y aunque esta búsqueda de orden estético puede ser vista
como decadente, no hay alternativa, pues ese es el trabajo del arquitecto. Por eso debemos sopesar las alternativas actuales desde esta perspectiva. Por ejemplo la alternativa más responsable se ha dirigido esta última década hacia el medioambiente como una reacción de los arquitectos frente a la banalidad y derroche del exceso icónico. Sin embargo existe un gran desacuerdo en como objetivar esta responsabilidad y cual puede ser su verdadero impacto en la práctica de la arquitectura, en gran medida porque aún debe pasar por una reflexión crítica sobre lo que podría denominarse la belleza termodinámica. Ésta debe ser aún creada como un producto mucho más sofisticado si pretende emocionar colectivamente y abandonar el campo de la retórica en el que a menudo pace la ética de la sostenibilidad.
Una de las tareas emergentes es, pues, crear una visión estética que dé cuenta en términos culturales de la verdadera revolución que se nos avecina. Trasladar el debate desde la simpleza de la palabra sostenible a la amplitud de lo termodinámico es ya un primer paso.
4_ Somatismo
Una pista para aprender a ampliar nuestra visión termodinámica es comprobar que lo que resulta insoportable de la ciudad icónica no es tanto el derroche de energía y narcisismo como la posición a la que nos obliga, de contemplación en medio de la nada, ahí fuera, con la expresión bobalicona de quien se queda paralizado ante lo espectacular. ¡Guau! es la expresión final que sintetiza el sometimiento del sujeto al papel de quedarse impresionado.
Como fin último, eso es precisamente lo que no podemos soportar. Ya no como arquitectos sino como usuarios de la ciudad. Queremos ser sujetos activos, construir una verdadera experiencia, atravesar los cuerpos físicos de la arquitectura, experimentar sus interiores y exteriores, hacer que lo que quede en la memoria no sea una forma, sea de perro o de pera, cada vez más insultante, más imbécil, sino nuestro cuerpo puesto en comunicación directa con el mundo de las cosas, sin metáforas ni muletillas, sin que nadie nos enseñe cómo entender lo que vemos. Una arquitectura que sea capaz de ponerse en contacto directo, sin intermediarios, con cada sujeto. Eso se llama somatismo, y combinado con unos principios termodinámicos sencillos puede dar lugar a sumir en el olvido las obras de los que aún pensaban que el objeto es más importante que el sujeto.
5_ Reciclaje
No solo es el momento ahora en el que la ciudad ya construida debe ser reciclada. También es el momento para reciclar la figura del arquitecto, sus conocimientos y su forma de operar. Quien recicla crea una nueva vida mediante procesos físicos y/o químicos en aquellos cuerpos cuya vida útil está agotada. Pero crear vida sintética exige conocimientos técnicos sintéticos. A la ciudad heredada se le debe un proyecto contemporáneo, capaz de integrar su memoria y las nuevas concepciones arquitectónicas, paisajísticas y medioambientales que se proyectan sobre el resto del territorio urbano. Energía, infraestructuras y centro histórico tenderán a ser entendidos como una amalgama de elementos complementarios.
¿Cómo hacer ese proyecto unitario, tan ajeno a los intereses de la modernidad?
Aprendiendo a ser otro arquitecto, es decir, abandonando esas seguridades fracasadas de nuestros años de formación, y construyendo otro arquitecto menos mezquino a la hora de integrar disciplinas fronterizas (paisaje, medioambiente, urbanismo). La coincidencia en el tiempo de una crisis financiera con otra cultural, y otra disciplinar y académica, puede hasta ser oportuna si se esquivan las doctrinas personalistas de siempre y se escucha a quienes imparten conocimientos integradores (p.ej. en el marco de los nuevos institutos de arquitectura dedicados a la formación de posgrado).
Iñaki Ábalos es catedrático de Proyectos en la ETSAM,Chair en el GSD Harvard y socio fundador de Abalos + Sentkiewicz Arquitectos. Más información en http://www.abalos-sentkiewicz.com
En la imagen del post se pueden ver a Nancy Jack Todd, Liz Fial, Buckminsterfuller, Jay Baldwin y John Todd en el New Alchemy Institute, en 1982. Más información en http://12degreesoffreedom.blogspot.com.es/2008/05/comprehensive-design-for-carbon-neutral.html
Hay que señalar que Jay Baldwin estuvo muy implicado en la mítica publicación Whole Earth Catalog, participando en el diseño editorial desde 1968 hasta 1998.
«Y con su espesor anulado, convertidos en pura piel, por supuesto carente de valores,…» es parla dels edificis icònics. Però la lleugeresa i poc gruix de la pell es una carència en si mateixa o és el conjunt i el concepte de l’edifici el que fa que l’envolvent no tingui valor?